lunes, 17 de marzo de 2014

¿Cómo influye la alimentación en la productividad?

Se dice que una buena alimentación mejora el rendimiento laboral de todos los trabajadores en cualquier empresa, pero nunca nos ponemos a investigar realmente qué es tener una buena alimentación.

Sabemos que un trabajador saludable conlleva múltiples beneficios a su lugar de trabajo ya que está sano, eficiente y alerta, y por consecuencia sufre menos estrés, hay menos accidentes, disminuye el ausentismo laboral y conlleva a las empresas a mantener su nivel competitivo y su productividad.



¿Pero qué pasa cuando los desplazamientos de la casa al trabajo son muy largos, las jornadas laborales son muy intensas o simplemente no se sabe cocinar? El resultado más común es que se coma “cualquier cosa”, provocando una alimentación menos equilibrada.

Dicen los nutriólogos que la comida más importante del día es el desayuno pues es cuando tenemos que estar alerta y rendir más; por lo que los errores en la alimentación comienzan desde que nos levantamos para ir a trabajar.

Las prisas nos llevan a comer poco durante las primeras horas del día, ya sea que sólo tomemos un café o unas galletas. Pero según los expertos, lo que se recomienda ingerir es un plato único que deba contener fibra, carbohidratos y proteína, el cual puede estar compuesto por lácteos, cereales y frutas.

El cerebro necesita el veinte por ciento de la energía que se obtiene de la comida, por lo que el azúcar, la miel, las frutas y las mermeladas son alimentos que el cerebro absorbe rápidamente para transformarlos en glucosa, y de esta manera poder rendir plenamente.


En cuanto a los carbohidratos como el arroz, las papas, las pastas, los cereales, el pan y las tortillas, éstos actúan igual que los azúcares pero de forma más constante, los cuales ayudan a afrontar una larga jornada de trabajo.

Los trabajadores deben evitar largos periodos sin comer y para ello se debe desayunar, comer, cenar e incorporar una colación a media mañana y a media tarde para mantenerse activos.

¿Pero qué pasa cuando nos topamos con las socorridas máquinas de sándwiches y snacks? Según los nutriólogos, se puede ingerir uno de vez en cuando y no pasa nada, pero no es lo más recomendable porque no sacian el hambre y sí aportan muchas calorías al cuerpo, provocando un aumento de peso. De igual manera se deben evitar los excesos en las bebidas altas de cafeína como el café, el té y las bebidas energéticas, al igual que los refrescos que contienen grandes cantidades de azúcar y el tabaco.

Una de las consecuencias más comunes de una mala alimentación es la obesidad; por ahí se pueden ver algunos ejecutivos que posiblemente no tienen exceso de peso pero sí cierta “barriguita” resultado del sedentarismo, del estrés crónico y del comer fuera de casa. En estos casos, la grasa acumulada aumenta los niveles de colesterol, de ácido úrico y de glucosa, provocando el peligro de sufrir un infarto cardiaco o un ataque cerebral.

¿Pero qué comer al llegar a casa después del trabajo para finalizar el día? Según los nutriólogos se debe considerar una cena que sea ligera, como una ensalada que aporte pocas calorías, y que sea abundante para quedar saciados.


Hipócrates una vez dijo: “Que los alimentos sean tu mejor medicina”, pues de éstos dependerá nuestra calidad de vida, la cantidad de años que cumplamos y el rendimiento en nuestro trabajo.


Articulo por: FM GASTRONOMÍA

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